Hoy te hablo de las listas de lecturas recomendadas, y lo hago para tirarme piedras sobre mi tejado.
A los humanos nos encanta clasificar todo, es algo que nos facilita la vida y que nos une como tribu.
El humano se une en rebaños por sus gustos.
La manera en que se viste, los sitios donde va, la gente con la que se rodea, y un largo etcétera que nos hace identificarnos como X o Y, y por lo tanto, nos facilita el saber con qué clase de humanos compartimos gustos y nos sentiremos, a priori, más en nuestro entorno.
Mírate a ti. Aquí estas recibiendo este email de una comunidad de personas a la que le gusta leer libros de no ficción.
Somos un grupo de personas con las que te sentirías más a gusto en una charla que con tu vecino del quinto.
Todo esto es normal y es uno de los motivos que nos han hecho sobrevivir a miles de años de peligros.
Pero clasificar tiene un inconveniente terriblemente limitante.
La clasificación la hace una persona o grupo de personas bajo su experiencia, sus propios criterios, sus gustos, en resumidas cuentas, es completamente parcial y limitada a lo que conocen.
Cuando vemos una lista de “los mejores libros del año” o “10 libros que no deberías perderte” la polémica esta servida con total seguridad, ya que hay un conflicto (normalmente) entre lo que una persona entiende por un buen libro y lo que entendemos nosotros.
Quizás lo que valoras en un buen libro sea el estilo de escritura, o la estructura, mientras que para otra persona sean las referencias bibliográficas o la densidad del vocabulario.
También puede ser que leyeras un libro en un mal momento de tu vida y tengas un mal recuerdo de él.
¿Quién no ha vuelto a releer un libro y se ha dado cuenta que era mucho mejor de lo que recordaba? Y al revés.
Por eso creo que las típicas listas recopilatorias son limitantes, ya que es como querer vivir la vida de otra persona.
Una persona ha escogido un camino, un estilo de lectura que le ha llevado de una a otra, y replicar eso en otra y que encaje es una utopía, además de cerrarte puertas a descubrir nuevos caminos por ti mismo.
Como vimos en el resumen de Amplitud, el punto de todo esto es abrir tu visión y encontrar nuevo conocimiento, empaparte de todo lo que llegue a tus manos y seguir ese camino donde te sientas cómodo, no seguir los pasos de nadie en algo tan imposible de abarcar como la lectura.
Por eso creo tanto en la recomendación.
Desde una lectura se te abren tantas vertientes de lecturas futuras como hojas tiene un libro, con una lista le cortas las alas a tu imaginación y la obligas a seguir un camino predefinido por otro.