DIFERÉNCIATE DE LOS DEMÁS FÁCIL 🥷

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Cada vez que entraba a Facebook (qué tiempos) veía una foto a de Alberto con una chica diferente.

Y no en una postura amigable, ahí se veía que había tema.

Y, bueno, de cualquier otro quizás no me hubiera sorprendido, pero Alberto no era precisamente un derroche de belleza.

Era como si la cara se le hubiera quedado pequeña respecto al resto de la cabeza, justo lo contrario que parecía que le había pasado con las orejas.

Vivía en Manchester, antes nos veíamos bastante, pero perdimos el contacto.

Un buen día, en una de sus actualizaciones con otra nueva chica, el picor de la curiosidad me ganó la batalla y tuve que preguntarle.

-Tío, ¿Cómo lo haces?

-Ja ja, ¿Tan feo me ves mamonazo? Te cuento. Yo solo ligo con chicas que hablan español, primero porque no me manejo todavía con el inglés como para intentarlo con una nativa y, segundo, porque por aquí no se ve mucho español, al conocerme se sorprenden y les digo “soy el español más guapo que hay en toda la discoteca, ¿Quieres una copa?”.

Yo me quedé a cuadros.

No porque no me lo creyese, sino porque Alberto, sin tener ni idea, había usado uno de los principios del libro “Las 22 leyes inamovibles del marketing” de Al Ries y Jack Trout.

Concretamente la segunda, la ley de la categoría.

Si no puedes ser el primero en una categoría, te interesa crear otra donde te posiciones como pionero/referente”.

Alberto no era el más guapo de la discoteca (probablemente tampoco de su casa) pero había creado una nueva categoría donde podía posicionarse como líder.

Cuando te posiciones como líder, tu atractivo aumenta de manera exponencial, además de tu autoridad, que era justamente el secreto de su éxito entre las muchachas españolas que visitaban aquella discoteca.

Probablemente las chicas no habían conocido a ningún otro español desde su llegada a Manchester, quizás tampoco hablaban demasiado bien inglés y el fuerte de los ingleses tampoco ha sido nunca el romanticismo y la espontaneidad a la hora del cortejo.

Eso colocaba a Alberto, español y simpático, como un objetivo más que atractivo para, al menos, darle la oportunidad de intentarlo.

Podemos utilizar la ley de la categoría para ligar, como Alberto, o para destacar en un mundo profesional saturado.

Quizás no seas el que mejores powerpoints haces de tu empresa, pero puede que tengas una capacidad de oratoria por encima de la media y, entonces, tampoco te hará falta ser un genio haciendo diapositivas para categorizarte como el que mejor hace las presentaciones con clientes de toda tu empresa.

O quizás hables un idioma poco común y te coloques como referente para ese mercado en tu sector.

En el libro “La estrategia del océano azul” también podemos encontrar muchos otros ejemplos de empresas que se han desmarcado de su competencia posicionándose en un sector (océano azul) en el que pueden liderar ellos solos.

Un ejemplo es el del Circo del Sol.

El sector del circo estaba en decadencia, entre otros factores, porque el contenido era ya repetitivo (acróbatas, domadores, payasos) y porque la explotación de los animales en sus espectáculos estaba cada vez peor vista.

El Circo del Sol podría haber intentado una crear un espectáculo mejor de payasos o entrar en la batalla de precios baratos respecto a su competencia, pero no.

Reinventaron el concepto del circo, dándole un carácter más elitista, más cercano al teatro, mucho más sofisticado.

El Circo del Sol atrae a un público que jamás hubiera consumido circo tradicional.

Inventaron un nuevo espacio dentro del mundo del entretenimiento y se colocaron como líderes indiscutibles, con un éxito sin precedentes en ese sector.

Con la ley de la categoría también puedes destacarte geográficamente.

Quizás no eres el mejor entrenador personal de Madrid, pero sí puedes serlo si eres especialista en recuperación de dolores lumbares y te categorizas en ese campo, o si te ciñes a Madrid Norte o un distrito concreto.

Alberto no podía competir con el resto de los pretendientes de la discoteca, pero era el más atractivo de su nueva categoría.

Quizás lo que falla en tu estrategia, de vida o profesional, es que estás compitiendo en un mar de tiburones siendo tú una anchoa, pero sí eres capaz de crear el terreno de juego donde disputar el partido quizás te conviertas en un rival poderoso.

¿Qué te hace único?

¿Qué habilidad que controlas en profundidad puedes combinar con tu profesión o vida personal?

¿Qué es lo que se repite una y otra vez en tu sector y de lo cual tienes que separarte?

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