Que el entrenamiento de fuerza tiene unos beneficios enormes en nuestro organismo esta más que demostrado a estas alturas de la película.
La naturaleza del humano es la de levantar grandes cargas, luchar por nuestro territorio y cazar, no la de sentarnos en una silla durante horas o que el único esfuerzo sea el de nuestro dedo pulgar pasando de un vídeo a otro.
Entre el gran abanico de beneficios que tiene el entrenamiento de fuerza, podemos destacar:
Pero la fuerza puede determinar otros muchos factores.
Por ejemplo, cuando vamos a morir.
Bueno, he sido un poco dramático quizás.
Es uno de los factores, pero no el único, pero sí que existe una relación directa entre mortalidad y fuerza que debemos tener en cuenta.
Un reciente estudio nos arroja que el grip o la fuerza de agarre tienen una relación directa con la mortalidad y enfermedades degenerativas futuras.
Este biomarcador nos ayuda a conocer nuestra fuerza general y la densidad mineral ósea, donde entran en juego las fracturas y demás factores relacionados con la vejez.
Bien.
En el estudio se concluye que, por cada 5 kilos de fuerza que se va perdiendo se aumenta un 16% el riesgo de muerte por diversas causas.
Además, con la debilidad en el grip también se asociaban enfermedades de corazón y ataques cerebrales.
De los individuos estudiados, aquellos que tenían debilidad en su grip, después de 5 años, tan solo el 12% seguían vivos.
Sin embargo, aquellos que mantenían un buen grip, seguían vivos en un 40% tras 5 años.
Creo que los resultados hablan por sí solos.
El entrenamiento de fuerza, en general, es una obligación en nuestra rutina de entramiento de cara a una mayor longevidad, según la evidencia científica.
Por lo tanto, aprovecho tanto el estudio como éste artículo para mostraros mi rutina de agarre de fuerza y mejora de antebrazos.
Vamos a ser los que agarramos el bastón con más fuerza de todo el jodido geriátrico.