CURSO DE LECTURA RÁPIDA ⚡

TIEMPO PROMEDIO DE LECTURA: 14 minutos

El concepto de leer rápido tiene muchos detractores.

Parece que leer rápido es igual a no enterarse de nada y con el único motivo de fardar de leer mucho y tener una pila de libros en tu biblioteca que así lo demuestre.

La lectura rápida soluciona tres de los motivos por los que la gente lee poco:

  • Falta de foco.
  • Poca capacidad de síntesis.
  • Poco tiempo disponible para leer.

En la era de los mil estímulos, mantener el foco es un auténtico problema.

Te pones a leer, te suena el móvil o te salta la notificación de turno y pierdes el hilo de la lectura.

Comienzas otra vez a leer por donde empezaste y ahora te pones a pensar en lo que tienes que hacer por la tarde y, cuando te das cuenta, estás mirando al infinito y vuelves a perder el hilo.

Con la lectura rápida no existe esa opción.

O lees o no lees, pero no existe la posibilidad de perder el foco porque es incompatible con la leer rápido.

También nos ocurre que terminamos un capítulo de un libro y no tenemos ni idea de qué acabamos de leer y, en muchas ocasiones, tenemos que volver atrás para repasar algunos párrafos.

Muy conectado este problema con el anterior del foco.

Nos despistamos tanto, leemos tan lento y con tan poca implicación en el texto que, cuando llevamos un rato, vamos con el piloto automático y no nos hemos enterado de nada.

Con la lectura rápida evitamos también este problema.

El texto te va “golpeando” constantemente.

Es como si viéramos una película de 2 horas en media hora, pero con la misma experiencia que si la hubiéramos visto a velocidad normal.

Y, para terminar, la falta de tiempo es otro mal que casi todos sufrimos.

Tenemos poco tiempo para disfrutar de la lectura durante el día y, cuando podemos hacerlo, avanzamos poco y perdemos, de nuevo, el foco y el interés en el libro, lo que hace que la tasa de abandonos se haya disparado en los últimos años.

¿Sirve para toda clase de libros?

Sí.

No veas la lectura rápida como una herramienta que vas a usar para según qué lecturas si no como tu nueva forma de leer.

Me cuesta adaptarme a leer así de rápido.

Es normal, a mí también me pasaba.

Es como si de la noche a la mañana quieres cambiar tu postura a la hora de sentarte en una silla o aprender a hacer malabares con tres pelotas.

Hay una fase de adaptación que tendrás que ir pasando y, cuando menos lo esperes, estarás leyendo rápido sin darte cuenta.

Lo importante es ceñirte a las técnicas que voy a enseñarte y no saltarte los pasos para “acomodar” la lectura a donde te sientas cómodo.

¿En cuanto tiempo estaré leyendo rápido?

Depende del tiempo que tengas al día para poder reservarlo a la lectura.

Si puedes sacar una media hora diaria, en dos semanas vas a notar que lees bastante más rápido, y en un mes puedes estar leyendo ya a pleno rendimiento.

¿Qué voy a necesitar para el curso?

Muy recomendable: Cascos con cancelación de sonido.

Recomendable: lápiz o guía similar.

No puedes saber si has adelgazado o engordado si no te has pesado antes.

Por eso mismo vamos a hacer una prueba para conocer a qué velocidad eres capaz de leer actualmente y compararlo dentro de un mes cuando hayas practicado esta técnica.

Es fácil, coge una página del libro que prefieras, abre el cronómetro de tu móvil o usa este online y, cuando vayas a comenzar la lectura desde el inicio de la página, lo pones a correr y tú a leer hasta la última palabra de esa página.

Cuando acabes, paras el cronómetro y anotas el tiempo.

Haz la prueba tres veces con tres páginas distintas y calcula, mas o menos, la media de tiempo que has tardado en leer una página.

La lectura debe ser con la velocidad habitual a la que lees y con una compresión total del texto.

Guarda esa referencia de tiempo porque la veremos más adelante.

El ojo humano no esta preparado para leer.

Nuestro primo, que vivía en su cueva por la noche y salía a cazar por las mañanas, no tenía el periódico preparado cada mañana para leerlo mientras tomaba su cafelito.

Lo que él necesitaba era buena profundidad y distancia en su visión (importante para la caza), a cambio de una peor visión periférica (ya que biológicamente tenemos los ojos orientados hacia delante, no como otros animales como perros o cocodrilos, por ejemplo).

Lo contrario a la visión periférica, mucho más amplia (sirve para ponernos en contexto de nuestro entorno) y con poca agudez visual, sería la fóvea.

La fóvea es donde se concentra la agudeza visual.

A la hora de leer, la fóvea sería la parte del ojo que nos permite distinguir las letras en sí.

Además de primar la profundidad y la distancia sobre la visión periférica y tener la agudeza visual en un punto concreto llamada fóvea, nuestra vista tiene una particularidad poco conocida.

No es capaz de fijar la vista en un objeto.

Intenta mirar fijamente algo durante un minuto y verás como, poco a poco, se va desvaneciendo todo a su alrededor.

Para evitar esto, nuestros ojos tienen un truco (que listo el cuerpo humano).

Se llaman movimientos sacádicos y son rápidos y cortos movimientos involuntarios del ojo para permitir mantener el foco en los objetos.

Estas dos particularidades de nuestros ojos, la menor visión periférica y los movimientos sacádicos, torpedean nuestra capacidad de lectura.

La fóvea tiene una amplitud de visión pequeña, al leer un texto no tendríamos la capacidad de enfocar nítidamente más de 10 letras.

Imagina que coges un tubo de la anchura de una moneda de un euro, te lo colocas en el ojo e intentas leer una línea de texto.

Ahora imagina que mientras intentas leer a través del tubo, alguien te va dando pequeños golpecitos y vas saltando hacia delante y atrás de la línea de texto.

¿Molesto verdad?

Pues eso es exactamente lo que ocurre con la fóvea y los movimientos sacádicos.

Como ya sabemos, nuestro ojo no fija la vista, si no que necesita estar en constante  movimiento para enfocar y tener nitidez, por lo que, a la hora de leer vamos “a saltos” todo el tiempo.

Un ejemplo.

Levanta la vista y, sin mover la cabeza, solo con los ojos, haz un barrido de izquierda a derecha de todo tu campo de visión.

Vas a saltos, ¿Verdad?

Intenta que no vaya a saltos y que sea un movimiento fluido.

Ya, no puedes.

Ahora, haz otra prueba.

Pon tu dedo donde comenzaste el barrido del ejercicio anterior y haz el mismo ejercicio, pero en vez de fijar tu vista en lo que tienes delante, hazlo fijándola en el dedo mientras vas moviendo el mismo hasta la derecha.

Ahora sí hace el ojo un movimiento fluido, ¿Eh?

Magic.

De esta forma evitamos los movimientos sacádicos y tendríamos la capacidad de leer una línea de texto sin ir dando saltos todo el tiempo.

Este truco es uno de los que vamos a usar en nuestra técnica de lectura rápida.

Vale, ya conocemos un poco cómo funciona el ojo.

Espero no haberte aburrido, pero era necesario que conocieras el por qué de lo que viene a continuación para que confíes en mí.

Bueno, vamos al lío.

Vas a necesitar un lápiz o similar o un dedo.

Y un libro, claro.

 

LA GUÍA

 

Como te he explicado en el capítulo anterior los movimientos sacádicos hacen que vayamos “saltando” de un conjunto de palabras a otro conjunto de palabras mientras lees una línea de texto.

Como hiciste ya en el ejercicio del seguimiento del dedo haciendo el barrido de tu campo de visión, vamos a usar tu dedo, lápiz o lo que vayas a usar como  guía para hacer un barrido del texto de manera fluida, sin saltos.

Coloca tu guía en la primera palabra de una línea cualquiera de tu texto y ve barriendo la línea hasta llegar a la última palabra.

Como si estuvieras subrayando la línea al completo.

Ahora mismo da igual la velocidad, tan solo quiero que asimiles la técnica.

Ese será el movimiento básico a la hora de leer cada línea.

 

LECTURA POR CONJUNTO DE PALABRAS

 

En la siguiente fase de la técnica vamos a usar nuestra visión periférica para leer conjuntos de palabras de un solo vistazo.

La idea es evitar leer palabra por palabra y, en cambio, leer conjuntos de palabras.

Estos conjuntos serán de unas 3 o 4 palabras.

La técnica consiste en realizar el barrido, como hemos hecho en el ejercicio anterior, pero leyendo únicamente los conjuntos de 3 o 4 palabras al pasar por debajo la guía.

Vamos a hacer un ejercicio para que entiendas la técnica y para que vayas habituándote a una manera nueva de leer.

 

 

Como ves en el ejemplo, divide la línea a leer en grupos de 3 o 4 palabras y luego coloca tu guía justo en medio, entre la segunda o tercera palabra.

Ahora, con nuestra visión periférica y evitando aislar cada palabra, leemos el conjunto completo de palabras mirando únicamente a donde tenemos nuestra guía colocada.

Te va a resultar muy extraño si no lo has intentado nunca.

Es completamente normal.

Pero cuando vayas practicando te irás acostumbrado a leer conjuntos de palabras tan solo mirando al centro de ese conjunto.

Te lo aseguro.

Practica con una página entera.

 

Subdivide mentalmente las líneas en grupos de 3 o 4 palabras (o dibuja con un lápiz los conjuntos) y coloca tu guía en medio de ellas y lee de un solo vistazo cada conjunto.

Repito, evita la tentación de leer aisladamente cada palabra de los conjuntos de palabras como lo harías normalmente.

La idea es que te acostumbres a poder leer una línea en, máximo, 2 o 3 vistazos.

Repite el ejercicio cuantas veces puedas para ir asimilando la técnica.

Te sorprenderás lo rápido que se adapta el cerebro a leer en conjuntos y entender el sentido del texto tan solo con una mirada.

 

LOS MÁRGENES

 

Bien, una vez que tengamos la técnica de la lectura por conjuntos algo asimilada podemos pasar a la siguiente fase.

Economizar la longitud de la línea y el número de conjunto de palabras.

Esto lo vamos a conseguir de una manera simple.

Vamos a empezar a leer la línea 2 centímetros dentro de esa línea y vamos a acabar 2 centímetros antes de acabar la misma.

De esta manera conseguimos dos objetivos.

  • Uno, tenemos menos conjuntos de palabras que leer.
  • Dos, pasamos a la siguiente línea mucho más rápido.

Ahora mismo estaríamos ya trabajando con la guía, evitando así los movimientos sacádicos, y con la lectura en bloques, evitando ir palabra por palabra y aprovechando la visión periférica.

 

LA SUBVOCALIZACIÓN

 

Lee esto:

“Qué guapo que soy”

Seguramente lo hayas leído y, a la vez, hablado en tu cabeza.

Te lo has dicho a ti mismo sin tener que abrir la boca.

A eso se le llama subvocalización.

Tendemos a hacer esto desde niños porque en esas etapas tempranas nos era necesario aprenderlo así para reconocer las palabras y su significado al leer.

Pero en la edad adulta ya no nos hace falta porque ya lo conocemos, sin embargo, no hemos dejado esa costumbre atrás.

La subvocalización es uno de los malos hábitos que nos hace leer más lento.

Imagina que tuvieses que leerle un libro a alguien en voz alta.

Seguramente tardarías mucho más que si lo leyeras para ti mismo, ¿Verdad?

Pues aún así, aunque no lo leas en voz alta para ti mismo, la subvocalización retarda tu tiempo de lectura muchísimo.

Cuando vemos una palabra o un conjunto de palabras ya conocemos su significado, tenemos que quedarnos con la idea que nos transmite, pero no necesitamos ir palabra por palabra para afianzar en nuestra cabeza ese significado.

Por ejemplo, ocurre con los números.

Si lees el número 25537 no piensas “veinticinco mil quinientos treinta y siete” si no que “captas la idea” y sigues hacia delante.

Evitar la subvocalización va a ser lo más duro de toda esta técnica de lectura rápida, a mí me pasó y es lo que siempre escucho.

Pero, al igual que yo puedo hacerlo, tú vas a poder también.

Prueba estos ejercicios.

Escoge una página del libro.

Ponte a leerla pero en tu cabeza, a la misma vez que lees, comienza a decirte en tu mente “una, dos y tres” todo el tiempo.

Al principio vas a pensar que no te enteras de nada, pero haz varias pruebas, mantén esa voz diciéndote eso, ahí de fondo, e intenta leer un par de hojas.

Piensa luego en lo que has leído.

¿A que te acuerdas de bastantes cosas de las que has leído? ¿Cómo es posible si no te lo has leído a ti mismo? ¿Qué clase de magia es esa en la que no hace falta que me lea y, sin embargo, mi cerebro entiende lo que mis ojos ven?

Y llevas dos ratos practicando, cuando consigas desapegar esa voz interior de la lectura leerás con toda la naturalidad del mundo sin usar la subvocalización.

Otro ejercicio que puedes hacer es leer con música, preferentemente con una canción de la que conozcas la letra.

La idea es la misma, aunque leas el texto y la cabeza intente cantar la canción, tú vas a seguir entendiendo el texto.

Otro ejercicio sería leer más rápido de lo habitual.

De esta manera no le da tiempo a tu cerebro a usar la subvocalización pero, aún así, vas a quedarte con muchas ideas del texto igualmente, si necesidad de decírtelo a ti mismo.

No desesperes.

Como digo, este paso de la técnica de lectura rápida parece imposible pero es cuestión de tiempo y práctica ir acostumbrándote poco a poco.

Habrá momentos que, aunque no quieras, te veras leyéndote a ti mismo.

Es normal, es lo que llevas años haciendo.

Pero según vayas practicando, te darás cuenta que no te hace falta y, de repente, un día te darás cuenta de que te has leído una página entera sin leértela a ti mismo en ningún momento.

SIN MIRAR ATRÁS

 

He dejado para el final lo más polémico.

Te prohíbo que vuelvas atrás a leer una frase que crees que nos has entendido.

O, por lo menos, te lo prohíbo mientras aprendes la técnica profundamente.

¿Pero qué dices?

Como lo oyes.

Estar constantemente volviendo atrás a releer una frase que creemos que no hemos entendido es otra de las grandes causas por las que nuestra lectura se ralentiza.

Se han hecho varios estudios/pruebas entre grupos de lectores, en los que a unos se les permitía volver hacia atrás a releer líneas que no había entendido y a otros se les obligaba a seguir adelante aún habiendo partes del texto que no había entendido o captado con total seguridad.

La compresión lectora de unos y otros, al terminar la lectura y examinarlos, era prácticamente la misma pero, sin embargo, el tiempo de lectura entre ambos grupos era totalmente distinto.

El grupo al que se le permitía volver a releer tardaba muchísimo en leer el texto completo que al que no.

Para empezar, y para que vayas habituándote, durante el aprendizaje de esta técnica te pido que intentes evitar releer líneas o volver hacia atrás en la medida de lo posible.

Bueno, en lo que respecta a la técnica de lectura en sí, hemos acabado.

En el siguiente capítulo te voy a explicar cómo aplicarlo al texto, sobre todo en lo que respecta al tempo.

Vale, ya sabemos usar la guía, la lectura por conjunto de palabras con márgenes y a evitar la subvocalización.

Ya, sé que no lo dominas todavía, pero es cuestión de tiempo y entreno.

Ahora viene una parte no menos importante.

Todo lo anterior, sin aplicarlo rápidamente, no tendría sentido.

Si usas todas esas técnicas pero a la misma velocidad que lees actualmente todo esto habría sido una pérdida de tiempo.

EL METRÓNOMO

 

Ahora nos vamos a poner un poco músicos.

Un metrónomo es un aparato que se usa, entre otras cosas, para medir el tiempo de una composición musical y marcar el momento exacto de un compás.

Nosotros no vamos a hacer música, pero sí nos va a servir para medir el tiempo de lectura por línea.

Como es raro que tengas un metrónomo en casa, te dejo este online.

Ahora vamos a hacer otro ejercicio.

Sin usar ninguna de estas técnicas, tan solo leyendo como lo has hecho hasta el día de hoy, coloca el metrónomo en 10 BPM y comienza a leer una página.

Mide, según los pulsos del metrónomo, cuánto tardas en leer cada línea.

Siente a qué BPM te sientes cómodo leyendo el texto por línea.

Quizás sea a 10 BPM, o quizás tengas que modificarlo, para arriba o para abajo, para leer cómodamente.

Cuando así lo hayas hecho, anota la cifra.

Si lees a unos 10 BPM estas en la media de lectura normal.

Si estás por debajo tienes una lectura más lenta y, por lo tanto, más margen de mejora.

Bien, una vez que tenemos ese punto de partida, vamos a usar las técnicas que hemos aprendido para subir ese BPM.

Usa tu guía, separa (mentalmente o incluso dibujando con un lápiz) los bloques de 3-4 palabras por línea (recuerda comenzar unos 2 cms al principio y final de la línea) y usa tu técnica preferida (contar, música, etc) para evitar subvocalizar.

Comienza a leer con la técnica de lectura rápida con el metrónomo a un BPM igual al que usaste antes.

Primero habitúate a esa cadencia de lectura y siéntete cómodo tanto con la velocidad como con la técnica en sí.

Probablemente necesites varias sesiones para ir adaptándote, es normal.

Cuando te vayas sintiendo cómodo con ese BPM, poco a poco, ve aumentando de uno en uno el BPM.

Esto no es una carrera para ver cuantos BPM eres capaz de subir, es un balance entre la velocidad a la que eres capaz de usar la técnica y tu capacidad de compresión.

Es algo tan personal que tendría que escribir un curso para cada persona.

Si me preguntas a mí, mi BPM ideal es 25.

Es una velocidad de lectura por línea donde me siento cómodo, donde tengo una compresión total del texto y en la que disfruto del momento de leer.

He leído, por ejemplo, a 30 BPM, pero la sensación es de que estoy en una contrarreloj y no disfruto.

En algunos textos en los que busco ideas generales o conceptos puedo hacerlo sin problemas a esa velocidad, pero en una lectura normal, ya sea narrativa, no ficción o biografías, mi BPM ideal es 25.

También dependerá de otros factores externos.

Preocupaciones, ruido, concentración y un largo etcétera.

Si un atleta profesional no rinde siempre al 100% tampoco podemos exigirnos estar siempre al 100% de nuestra capacidad de lectura rápida.

Y eso me lleva a otro punto importante a tener en cuenta.

EL CALENTAMIENTO

 

Si has salido a correr alguna vez seguramente habrás iniciado el entreno con una rutina parecida a esta.

Has estirado un poco o has hecho algún tipo de movilidad articular.

Has comenzado a caminar rápido.

Luego a trotar.

Y, finalmente, empiezas a correr a bajo ritmo hasta que ya te pones en modo carrera con tu paso normal.

La lectura rápida requiere de lo mismo.

Para mí sería imposible ponerme a leer con esta técnica nada más abrir el libro.

Suelo abrir el libro por donde lo dejé el día anterior.

Leo dos o tres párrafos de la página anterior a un ritmo completamente normal.

Comienzo la nueva lectura al mismo ritmo.

Poco a poco voy usando la guía para leer las líneas enteras.

Luego incluyo la lectura por bloques.

Y cuando ya tengo todos los elementos de la técnica de lectura rápida en uso, comienzo a subir la velocidad de lectura hasta mis habituales 25 RPM.

Se vería algo así.

 

Una vez que ya estoy en velocidad de crucero puedo estar en esa velocidad página tras página sin prácticamente interrupción.

Si todavía no controlas mucho la técnica, probablemente, te cansarás.

Todavía no te saldrá natural y tendrás que hacer paradas cada cierto tiempo.

Es como adaptarse a correr con unas nuevas zapatillas, no te preocupes.

Es parte del proceso.

Un buen día no te darás cuenta del tiempo que llevas leyendo y será señal de que ya forma parte de tu manera de leer habitual.

No será ningún esfuerzo para ti.

Como he repetido varias veces durante el curso, necesitas tiempo para adaptarte a la técnica.

Si mañana te dicen que tienes que usar el cuchillo y el tenedor con las manos cambiadas estarías durante semanas, si no meses, intentando adaptarte y sintiéndote raro.

Llevas casi el mismo tiempo leyendo de una sola manera que usando los cubiertos como los usas.

Habrá quien en un par de semanas ya habrá hecho la técnica suya y quien necesite meses.

Sea como sea, lo importante es que practiques y no la dejes a un lado porque te esta resultando difícil o no sabes adaptarte.

Casi nadie lo hace al principio.

Tampoco tienes por qué usarla continuamente al principio.

Puedes hacer tus lecturas como habitualmente y realizar ejercicios de lectura rápida al principio o final de tu sesión.

Mi recomendación sería intentarlo al principio, cada vez que cojas el libro, entrenar 15 minutos de lectura rápida.

Si lo dejas para el final de tus lecturas “contaminarás” la técnica con tu manera habitual de leer.

¿Te acuerdas que te dije que te anotaras cuánto tiempo tardabas en leer una página al principio de este curso?

Te recomiendo que vayas haciendo ese mismo test cada cierto tiempo usando las técnicas que has aprendido y anotándolo para que seas consciente del cambio en tu velocidad de lectura.

Hazlo cada semana durante 3 meses.

Te sorprenderás.

En breve también te explicaré cómo extraigo ideas de libros para hacer mapas mentales y resúmenes.

Algo muy interesante para que el conocimiento no atraviese tus ojos y se vaya por tu cerebro a otra parte.

Espero que el curso de lectura rápida te haya sido útil e interesante.

Sin duda, para mí, ha sido un antes y un después a la hora de sacar tiempo para leer y para concentrarme durante mis sesiones.

Si quieres hacerme cualquier comentario al respecto puedes dejarlo en la sección de comentarios en esta misma página o a mi email oscar@pensarnoduele.club

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *