EL LADO BUENO DEL RECHAZO

Ser rechazado no mola.

No mola nada.

En multitud de ocasiones hemos sufrido el no de aquel chico o chica del colegio, el no de nuestros padres a alguna petición loca o el no de ese cliente al que creíamos que habíamos vendido nuestros producto.

El rechazo tiene una connotación malísima, como para muchos lo tiene el dinero, es una cuestión cultural y de educación.

Pero como casi todo en esta vida, todo es cuestión de perspectiva.

El marketing de ventas ha traído muchas cosas malas a este mundo, pero una que podemos aprovechar para nuestra vida real son los funnels o embudos de venta.

Para quien no lo sepa, los funnels o embudos de ventas no son más que los pasos que debe pasar un cliente o consumidor desde la primera fase de captación hasta que se realiza la venta o cualquier conversión que busquemos.

Por ejemplo, si tengo una web donde vendo ramos de rosas podríamos medir que de cada 100 visitantes a la web, 50 se quedan, unos 30 clican en algún producto, 15 meten en la cesta de la compra ese producto, 5 rellenan los datos de pago y 2 finalmente compran.

De esta manera podemos saber que nuestro ratio de conversión es de un 0,02%

Podemos pensar que es ridículo pero, si lo vemos desde otra perspectiva, podemos analizarlo de una manera diferente.

Desde el punto de vista de la venta, cada visitante que ha llegado a nuestra web, haya hecho la acción que haya hecho, ya nos ha “pagado” un 0,02% de cualquier producto nuestro.

Es como si tuvieras una tienda física y pusieras un bote en la puerta y los curiosos solamente por entrar a echar un vistazo tuvieran que echar unos céntimos en él.

¿No es maravilloso?

Pero no queda ahí la cosa. Si en nuestra web tuviéramos unas facilidades extraordinarias para poner los datos de pago o una técnica para recordar a los indecisos que paguen por los productos que tienen en su cesta de la compra, quizás el ratio de conversión subiría de 0.02% a números más altos.

Imagina que consigues que de los 30 que clican en un producto, en vez de meter en la cesta de la compra solo 15 de ellos, lo hicieran 25 gracias a tus nuevas técnicas de venta, y que de esos 25 ahora finalmente adquieren el producto 5 personas.

Has doblado tu ratio de conversión. 

Antes habías conseguido que de 50 personas que se quedaban en tu tienda tuvieras un ratio de conversión del 0,04%.

Ahora habrías conseguido que de 50 personas que se quedaran en tu tienda tuvieras un ratio de conversión del 0,1%

¡Te meterían más dinero en el bote entrando la misma gente!

Entonces la perspectiva cambia por completo, cada rechazo, cada persona que no compra nuestro producto, es un paso más cerca que estamos de hacer una venta o una conversión. Es pura estadística.

No debemos preocuparnos por el rechazo en sí, sino en mejorar el proceso.

Vale, la clase de marketing y matemáticas ha estado fantástica pero, ¿Cómo uso esto en mi vida normal?

Lo puedes usar a la hora de buscar trabajo, de hacer llamadas de venta, de mandar emails, de ligar, lo puedes usar en multitud de procesos.

Imagina que estas buscando trabajo, mandas 100 emails, solo 50 son abiertos, solo 30 llegan a Recursos Humanos, solo 15 te llaman para la entrevista final, consigues quedarte en la última fase del proceso de selección en 5 de ellos y finalmente eres escogido como el candidato perfecto en dos.

Como ocurría con el ejemplo de la web, tu ratio de conversión sería del 0,02%. Cada email que mandaste de aquellos 100 te acercaban un 0,02% a tu trabajo, cada email que se ha abierto te acercaban un 0,04% a tu trabajo.

¿No es fantástico pensar que cada rechazo no es más que un paso más para acercarte a tu objetivo?

Ahora piensa que mejoras tu curriculum, o que haces una presentación del mismo mejor, o que mejoras a la hora de hacer una entrevista, como ocurría con los procesos de la web que hablamos antes, tu ratio de conversión se dispararía y cada rechazo de tus emails o de tus entrevistas sería un paso mucho más grande hasta tu objetivo final.

Ahora piensa en cuántas facetas tuyas podrías aplicar este funnel o embudo de venta.

Te da una nueva perspectiva, ¿verdad?