La ÚNICA manera de conseguir UN SUEÑO 💭

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El sueño de casi cualquier chaval de 15 años es tener una moto.

Bueno, al menos, de los que somos millenials.

Era el mío y el de mi colega Juan también.

Pero él la deseaba como nadie.

Mira qué Yamaha, yo le pondría otros vinilos

A esa Jog habría que meterle un Yasuni

Soñaba con ella.

Cuando le dejaban coger una volvía con una sonrisa de oreja a oreja que le duraba horas.

Un buen día, su padre le dio permiso (así éramos antes los jóvenes, chavales, sin el permiso de los padres estabas acabado) para comprarse una.

Y sí, digo bien, él debía pagársela y ganársela, nada de intercambiar bienes muebles por aprobados en el instituto.

Juan trabajó de todo lo imaginable.

Limpiando piscinas.

Lavando coches.

Camarero los fines de semana.

Cortando el césped de los vecinos.

Creerás entonces que consiguió el dinero para la moto rápidamente, ¿no?

Pues no.

Cada vez que Juan ahorraba cierta cifra de dinero esta caía en las manos del capitalismo.

Que si una chaqueta para ronear por la calle, que si las gafas de sol del de los Vigilantes de la playa, que si las zapas de Jordan.

Siempre había algo.

Él, sin embargo, se quejaba constantemente de que nunca era capaz de alcanzar su sueño, la moto.

Era en lo primero que pensaba cada mañana (literalmente, tenía 3 posters de la moto de sus sueños enfrente de su cama) pero, aun así, no paraba de boicotearse el mismo para conseguirla.

 

ESCOGE UN DOLOR

 

Juan aprendió, a las malas, la lección que Mark Manson nos da en su libro “El sutil arte de que casi todo te importe una mierda

“Lo que determina tu éxito no es qué quieres disfrutar. La pregunta relevante es qué dolor quieres mantener.”

 “La cuestión más interesante es el dolor. ¿Cuál es el dolor que quieres mantener? Esa es la pregunta difícil, la que importa, la pregunta que de verdad te llevará a algo.”

 Quería el resultado, pero no el proceso.”

 “Debes escoger algo. No puedes tener una vida libre de dolor. No todo puede ser rosas y unicornios todo el tiempo.”

Juan quería su moto con todas sus fuerzas, pero lo que no estaba dispuesto a abrazar era el dolor necesario para conseguirla.

En su caso, dejar de comprar ropa para vacilar cuando salíamos de fiesta o salir una vez a la semana en vez de desde jueves a domingo.

Lo que Manson nos explica es que, mejor que marcarnos un objetivo final en la cabeza, en el caso de Juan una moto, lo que debemos decidir con anterioridad es qué tipo de dolor estamos dispuestos a abrazar y soportar para alcanzar según que sueños.

Tu sueño puede ser convertirte en estrella de rock pero:

  • ¿Estás dispuesto soportar infinitas horas de ensayos?
  • ¿Estás dispuesto a soportar estar lejos de tu familia haciendo durante meses tours por todo el mundo?
  • ¿Estás dispuesto a soportar la crítica y tener el foco todo el tiempo que te queda de vida?

Lo que tienes que abrazar es ese dolor asociado al sueño y no el sueño en sí.

En mi caso, tengo una asignatura pendiente con aprender a programar que llevo clavada toda mi vida.

En multitud de ocasiones he comenzado a aprender y, cuando llevo cierto tiempo, la motivación va cayendo y vuelvo a dejarlo.

Pero la motivación no es lo que cae, la motivación pervive.

Hoy mismo mientras escribo la sigo teniendo, pero lo que no soporto es el dolor de las horas frente al ordenador, que debo quitarle a estar con mis hijos o con mis otros proyectos, o el pensar si es realmente necesario cuando, cada día, aparecen soluciones que te permiten desarrollar software sin usar código.

Nunca aprenderé a programar porque, hasta el día de hoy, no soy capaz de abrazar ese dolor necesario para llegar al sueño.

Ese es el motivo número uno para no alcanzar los objetivos que nos marcamos, apuntar al objetivo, pero no al dolor que somos capaces de soportar.

¿CÓMO PUEDO SOPORTAR EL DOLOR?

 

¿Existe alguna técnica para soportar esos dolores?

Los dolores pueden ir superándose gracias a los hábitos.

Si Juan hubiera tenido unos mejores hábitos financieros podría haber ahorrado el dinero para la moto a la misma vez que saciaba su amor por la ropa y el salir.

Por ejemplo: “De lo que gane trabajando, destino un 60% de manera automática al ahorro para la moto, un 20% para ropa y el 20% restante lo destino a salir, el día que no salga añado el tanto por ciento correspondiente a la hucha de la moto”.

En mi caso podría ser: “Me levanto una hora antes de llevar a los niños a la guardería, hago durante esa hora el curso correspondiente a ese día y los fines de semana intento usar lo aprendido en alguno de los proyectos que ya tengo en marcha, uniendo mi nuevo aprendizaje y el amor por los proyectos que ya han recorrido camino”.

Esto son solo dos ejemplos simples.

El mundo de los hábitos necesita toda una serie de artículos propios.

Te dejo un enlace para que los consultes.

Cuéntame, ¿Qué dolor que no has sido capaz de soportar te ha hecho dejar tus sueños a un lado?